Supertupper

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¿A QUÉ ESPERAS PARA ABRIRLO?

lunes, 10 de junio de 2013

Diario de una tuppernauta en tiempos de crisis

Queridos tuppernautas: 


Recordando recordé que fue un veintiuno de mayo. Aunque, en realidad, han sido muchos veintiuno de mayo. Claramente recuerdo. Puedo recordar recordando que en cada uno de ellos me he perdido, para reencontrarme de nuevo.

Porque recordando recordé y recuerdo que contando cuento, esperando espero y temblando tiemblo.

Así fue. Así es. La veo. Allí está. Fría. Otra vez la misma silla. Aquella planta moribunda que no anima. Más voces que se encierran tras las puertas amarillas. Y una respuesta enferma que se oculta. El bolsillo cerrado. La baldosa partida. Solo una funesta herida profunda.

Uno, dos y tres -pi,pi,pi-, cuatro, cinco, seis -pi,pi,pi-, siete, ocho, nueve -pi,pi,pi...- y diez.

Porque contando cuento. Los minutos nerviosos. Cada latido que se pierde palpitante en la cuenta que cuenta cada gota cegadora. Las gotas que descubren la terrorífica caja de Pandora.

En aquella misma silla, enfrente esa triste planta que no anima.

Porque esperando espero. La espera sorda que no declina. La distorsión en las formas deformadas que se difuminan. Las caras perdidas. La realidad que era, en la nada termina.

Al fin llega. Mientras se abre la puerta, la llamada temida.

Porque temblando tiemblo. El miedo se burla. Su juego macabro. Aquella respuesta vestida -sin pudor- ante mis ojos, nuestros ojos, se desnuda. Los que lloran ahora. Mis ojos. Nuestros ojos. La deseada respuesta. El maldito "lo siento". Mi bendita locura.

Contando cuento. Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Cuento contando. Siete, ocho, nueve. Y diez -piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii...

Esperando espero. Otra vez la misma silla. Espero esperando. Aquella planta medio muerta que no anima. El bolsillo cerrado, la baldosa partida y una interminable herida profunda.

Y siempre, mis queridos tuppernautas, siempre temblando tiemblo. Porque siempre, siempre tiemblo temblando en la enloquecedora sala de espera...

"¡Bendita locura!", me digo.

En esa maldita sala y la desquiciante espera en la que siempre, siempre pierdo una vida.


PD: En la oscuridad, una palabra bastará. En la oscuridad, solo una palabra de ánimo será suficiente. Saber que estáis ahí. La importancia de saberlo. 
Queridos tuppernautas, luchemos todos juntos por una digna Sanidad pública. Luchemos por ella. Nos la merecemos, ¿no creéis?









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