La grandeza de la resiliencia
Más concretamente, la resiliencia se sustenta en una serie de recursos que permiten a las personas superar los contratiempos cotidianos; sin embargo, no todas cuentan con los mismos medios para resolver los infortunios que aparecen a lo largo de la vida. Entre ellos, algunos son comunes como la muerte de seres queridos, enfermedades, rupturas sentimentales, la pérdida del trabajo o diversos avatares de mayor o menor gravedad. Otros, por el contrario, son inesperados, como un desastre natural; también pueden darse hechos traumáticos como el abuso sexual infantil o la violencia de género; y, en general, otras cuestiones que, no solo por su imprevisibilidad, sino por lo que pueden dilatarse en el tiempo, ponen a prueba la capacidad del ser humano para superar las adversidades. O lo que es lo mismo: ponen a prueba su resiliencia.
Esta capacidad puede revertir las numerosas situaciones adversas, transformándolas en un fuerte impulso de creatividad, que permita que las personas afectadas resurjan de entre las sombras y salgan fortalecidas.
En definitiva, de esto se trata la resiliencia: de reparar, transformar, transferir y renacer.
Poema de Mario Benedetti
No te rindas
No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
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