...un cuento
Cuando te das cuenta de que lo que haces no te hace feliz. Cuando te sientes atrapado y sabes que no te será tan fácil escapar y olvidar.
Cuando ansías un mundo mejor, un mundo diferente dibujado con bondad, amistad, libertad y, sobre todo, paz.
Cuando todavía crees en la vida y en las personas que te puedes encontrar.
Cuando descubres ese lugar, más allá de los sueños, y sabes que a partir de ese instante todo puede cambiar.
Cuando descubres ese lugar, más allá de los sueños, y sabes que a partir de ese instante todo puede cambiar.
La ESPERANZA se pinta entonces en una barca de una playa alejada del mal.
Lugar para soñar
Jorge quiere vivir siempre en ese pueblo para lo que debe seguir ocultando su identidad. Sin embargo, mientras va consiguiendo la amistad de la gente y va resolviendo sus problemas cotidianos, muestra al mismo tiempo sus grandes conocimientos, y nace y crece la valoración de Jorge por parte de las gentes del pueblo.
De repente, un hecho imprevisto: la publicación de su foto en el periódico a propósito del premio al mejor cohete (que el mismo Jorge ayudó a construir para que el pueblo ganara por primera vez a Guardamar en un concurso) descubrirá desafortunadamente su identidad.
Para ayudarle, todo el pueblo está dispuesto a presentar la mayor de las resistencias a las flotas marítima y aérea norteamericanas, que vienen a llevarse al sabio.
No obstante, Jorge, al final se marchará serena y tranquilamente -aunque con tristeza- y sobre todo, con mucho agradecimiento a todo Calabuch. El maravilloso lugar donde ha conocido lo que es la tierra y el mar, el corazón de un pueblo y la autenticidad de las cosas, más allá de la fama y más cerca de la libertad interior.
Un mensaje muy directo
El director español Luis García Berlanga crea en Calabuch un ambiente cálido, pleno de paz, de entrañables relaciones humanas, y orienta todo el conjunto de acontecimientos, personajes y escenarios a un mismo mensaje idealista: la lucha de la conciencia humana frente al peligro atómico. Asimismo, consigue a su vez una gran tipología de la mentalidad provinciana de su tierra.
Todo en Calabuch se orienta a una búsqueda tranquila de la paz, que ya se ha conseguido con solo estar allí. El pueblo, por tanto, se convierte en medio y meta. Nos ofrece un mundo posible -ficticio y verosímil-, muy próximo al que encontramos en los cuentos de hadas.
Más concretamente, se trata de una película coral donde se exalta la idea de colectividad, y en la que se observan dos espacios claramente definidos: el espacio interior (el propio pueblo -paz-), y el exterior (todo lo que no es Calabuch, es decir, los americanos, Guardamar, los periódicos, la radio -oponentes, lucha-). Una película con mensaje, moraleja y valores tan importantes como el sentido de la vida retirada, la bondad, la libertad y la amistad.
Es importante resaltar el comienzo de esta película. Calabuch se inicia con una fórmula clásica, ya que un narrador en voz en off introduce el relato: "Esta es la historia de un pueblo llamado Calabuch, donde llegó un hombre llamado Jorge...". Se sitúa el relato en un tiempo indefinido pero histórico, y se ironiza respecto a Rusia y los americanos. Se podría decir que es como una fábula, un cuento para niños.
Además, otro punto relevante en su narrativa es la utilización de la técnica de la difusión informativa. Una estrategia narrativa, que se lleva a cabo a través de las noticias radiofónicas que escuchamos en determinados momentos, o por medio de la inclusión de las noticias en el NO-DO. Esto se muestra claramente cuando se difunde el nombre de Jorge Serra Hamilton a través de estos medios.
Por otra parte, cabe destacar la comicidad que se consigue con la introducción de pequeños fragmentos inverosímiles: esa cárcel abierta, constituida como lugar de residencia con comida incluida, o esa partida de cartas entre las autoridades y los "presos". Sin duda, Calabuch es un mundo improbable, pero construido en base a una coherencia interna.
Finalmente, la historia no es contada desde el filtro de la conciencia de ninguno de los protagonistas -Jorge, el cura, la maestra, el alcalde...-, ni relatada simultáneamente desde diversas perspectivas. Las peripecias de la existencia de los personajes de Calabuch son objeto de atención de un solo narrador. Ellos no vuelcan su alma en la película, ni está relatada su experiencia desde su visión interior. Es, por tanto, la leve presencia del narrador en off la que asegura esa distancia entre la visión exterior y el mundo interior de los personajes.
Más concretamente, se trata de una película coral donde se exalta la idea de colectividad, y en la que se observan dos espacios claramente definidos: el espacio interior (el propio pueblo -paz-), y el exterior (todo lo que no es Calabuch, es decir, los americanos, Guardamar, los periódicos, la radio -oponentes, lucha-). Una película con mensaje, moraleja y valores tan importantes como el sentido de la vida retirada, la bondad, la libertad y la amistad.
Es importante resaltar el comienzo de esta película. Calabuch se inicia con una fórmula clásica, ya que un narrador en voz en off introduce el relato: "Esta es la historia de un pueblo llamado Calabuch, donde llegó un hombre llamado Jorge...". Se sitúa el relato en un tiempo indefinido pero histórico, y se ironiza respecto a Rusia y los americanos. Se podría decir que es como una fábula, un cuento para niños.
Además, otro punto relevante en su narrativa es la utilización de la técnica de la difusión informativa. Una estrategia narrativa, que se lleva a cabo a través de las noticias radiofónicas que escuchamos en determinados momentos, o por medio de la inclusión de las noticias en el NO-DO. Esto se muestra claramente cuando se difunde el nombre de Jorge Serra Hamilton a través de estos medios.
Por otra parte, cabe destacar la comicidad que se consigue con la introducción de pequeños fragmentos inverosímiles: esa cárcel abierta, constituida como lugar de residencia con comida incluida, o esa partida de cartas entre las autoridades y los "presos". Sin duda, Calabuch es un mundo improbable, pero construido en base a una coherencia interna.
Finalmente, la historia no es contada desde el filtro de la conciencia de ninguno de los protagonistas -Jorge, el cura, la maestra, el alcalde...-, ni relatada simultáneamente desde diversas perspectivas. Las peripecias de la existencia de los personajes de Calabuch son objeto de atención de un solo narrador. Ellos no vuelcan su alma en la película, ni está relatada su experiencia desde su visión interior. Es, por tanto, la leve presencia del narrador en off la que asegura esa distancia entre la visión exterior y el mundo interior de los personajes.
Los pilares de Calabuch
- La cotidianeidad reflejada en la escuela, la proyección de películas, el bar, las partidas de cartas, los amores entre la hija del cabo y el cartero, el contrabando y una cárcel abierta.
- Las tradiciones que se muestran con los ritos de casamiento, las procesiones, las fiestas con sus corridas de toros, su lanzamiento de cohetes o la preparación de sus fiestas con los ensayos de la banda de música y la legión de romanos.
- La importancia de la localización: ente el mar y el cielo, el castillo y el faro, las calles estrechas o la playa donde alguien pinta lentamente el nombre de ESPERANZA en una barca.
- Jorge y la maestra, los dos personajes más importantes por su evolución. La maestra es sujeto agente en la enseñanza de los niños y de los adultos por las noches, y sujeto paciente en el amor que espera obtener de "El Langosta". Es destacable su inclusión, porque introduce en el relato el papel de la SOLEDAD -al igual que el personaje del torero, pues vive solo con su toro viajando de un pueblo a otro.
FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Año: 1956.
Productora: Águila Films (España), y Films Costellazione (Italia).
Guión: Leonardo Martín, Florentino Soria, Ennio Flaiano y Luis García Berlanga.
Argumento: Leonardo Martín.
Fotografía: Francesco Lavagnino.
Montaje: Pepita Orduña. Blanco y negro. 93 minutos.
Intérpretes: Edmund Gwenn (Jorge), Valentina Cortese (maestra), Franco Fabrizi ("El Langosta"), Juan Calvo (Matías), Félix Fernández (el cura). José Isbert (Don Ramón), José Luis Ozores (el torero), Francisco Bernal (Crescencio), María Vico, Mario Berriatúa (Juan), Pedro Beltrán (Fermín), Manuel Guitián (Don Leonardo), Nicolás D. Perchicot (Andrés), Manuel Alexandre (el pintor), Isa Ferreiro (Carmen).